viernes, 11 de febrero de 2011

La cena de los infieles de Baryl Brainbridge

En la fiesta de degustación de quesos y vinos en la que ella y Edward se conocieron, Binny le dijo que la madurez, en la que ambos se encontraban, se parecía a la segunda mitad de un partido de fútbol: los jugadores están cansados y se obligan a continuar mientras se mueren de ganas de que llegue el pitido final. “De repente Edward se sintió deprimido y con ganas de irse a casa a ver la tele.” Pero no lo hizo, sino que se fue a casa de Binny y empezaron una relación a pesar de que Edward estaba casado.

El símil futbolístico vuelve a Edward durante los meses siguientes; su relación resulta agotadora. La última idea de Binny, por ejemplo, es que Edward invite a algunos de sus amigos a cenar a casa de ella. ¿Por qué iban a tener que verse siempre en bares oscuros? Edward, que es un próspero contable aficionado a la jardinería, vive aterrorizado ante la perspectiva de que su mujer descubra su aventura con Binny, así que arrastra a Simpson y a Muriel, a quienes apenas conoce, a la famosa cena. Los cuatro tienen pronto oportunidad de conocerse mejor, pues en su cena de amigos irrumpen unos atracadores de banco que los toman como rehenes durante casi dos días. La situación le recuerda a Binny otras que ha visto por televisión y durante todo el secuestro Edward se pregunta constantemente cómo le va a explicar a su mujer lo tarde que ha llegado, si no es que el pitido del final del partido le ahorra hacerlo.
"Beryl Bainbridge es única en su especie." New York Review of Books
«El humor negro de Beryl Bainbridge está a medio camino entre Evelyn Waugh y Muriel Spark.» John Bainville

PVP 18,50€

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